Hoy te has dormido, mamá. Son las 6 pasadas.
Me fastidia porque luego vamos corriendo. Que si un pis corriendo, que si me peinas corriendo, que si la leche corriendo...
Prefiero los días en que te levantas un rato antes y vamos más tranquilas. Hasta Fi lo nota, es muy lista: por no crear problemas ni molestar se coloca tras la puerta de la calle esperando a que estemos preparadas. Le gusta bajar a despedirme cada mañana. Ya ves tú, qué pensará. Pero nos acompaña contenta moviendo el rabito.
Me gusta cuando me acaricias la cara y me dices lo suave que tengo la piel, y lo que te gusta mi pelo rubito. A mí me gusta lo cálida que es tu mano y como brilla tu pelo cuando le da la luz. Pero no entiendo que llores, mamá. Quisiera poder decírtelo.
Hoy procuraré no mancharme con el desayuno, que ya vamos bien tarde. Y además me gusta mucho esta camiseta verde.
El ascensor definitivamente es estrecho.
Qué bien huele la mañana, de aquí a pocos días hará frío. Ahora a esperar.
Mira, las nuevas furgonetas de la Fundación. Cuidado no pilles a Fi, que siempre se pone bajo mi silla.