Presentación de "A contraluz de embargo" (Graciela Zárate)

Tarde y mal (seguro) estoy cumpliendo con el debido agradecimiento a la presencia de la autora, Graciela Zárate Carrió, en la presentación de su libro que tuvo lugar el día 14 de diciembre en el Restaurante Peribáñez. A veces las circunstancias nos absorben tiempo a la par que emociones.

La presentación fue un acto sencillo, íntimo, que nos permitió disfrutar de la humanidad de Graciela , de su amena charla y de la lectura de un delicioso manojillo de poemas de su libro "A contraluz de embargo" publicado en Lastura

Es una colección de poemas que nos traslada a unos momentos terribles de su vida que han servido para que el mar, el silencio y sus amigos, refuercen sus ganas de vivir y generen una fuerza y una vitalidad que sólo pueden surgir de uno de los más amargos hundimientos vitales: un desahucio.

No es lo material, no son los recuerdos, porque lo uno es baladí y lo otro es indeleble; es el desamparo, es la perdida de la zona de confort que a todos nos cobija de la alimaña de sociedad en la que nos zambullimos. Es perder el sitio donde crías a tus hijos, donde amas a tu pareja, donde derramas un amor que es el principal desahuciado. 

Conociendo su sentencia, optó por no asistir a la crónica de su muerte anunciada y partió de su casa un año antes. Eso amplió sus horizontes, la dotó de una vida que ella no dejó extinguirse y la entregó, afortunadamente, al mundo de la poesía. 

Dura, directa y tierna como pocas, su poesía nos ofrece una serie de charquitos donde chapotear como niños, charquitos de lágrimas a veces, de agua de mar otras, de esperanza y superación también... 

Graciela, Lidia, nos emocionasteis a todos.

La traducción de uno de sus poemas por Xavier Frías Conde al gallego hizo más mágica la noche si cabe.








SE NOS ECHAN ENCIMA

Hoy tocaba médico... Tenía hora a las 9:00 y he llegado a las 9:02. Lo sé, tarde. No es por excusarme, pero el tráfico en Toledo con lluvia y guardias municipales tratando de arreglarlo todo todo, es caótico. Las 9:02. Tarde.

A las 9:08 sale la enfermera, le entrego la boleta de citación y me dice "le hemos llamado unas cuantas veces". no habrán sido muchas, he llegado a y 2, he respondido. Con una amplia sonrisa ha repetido "unas cuantas veces". Hoy era de esas mañanas en que hasta el guardia que entorpecía la circulación me ha caído bien. He optado por darle la perra chica a la enfermera. A y 12 me ha llamado a voces por mi largo y no por ello de abolengo nombre completo (36 caracteres).

Paso y me pongo a hablar con el médico de lo nuestro. Me empieza a mandar cosas y la enfermera escribiendo y pegando etiquetas en recetas y papeles. Me mira y me pregunta "usted es francisco ...?". Con la mejor de las educaciones del colegio de curas al que fui, he respondido: Usted retiene mal los nombres, ¿verdad? Si después de las muchas veces que asegura haberme llamado en la puerta, el grito que ha pegado para llamarme cuando estaba a su lado y los nombres que van puestos en todas y cada una de las etiquetas que está manejando, me tiene que preguntar cuál es mi nombre para asegurarse... me temo que tiene usted un problema. El médico ha mirado hacia abajo a sus (nuestros) papeles y ha reprimido una carcajada.

Esto era el anticipo de la farmacia:

-Buenos días, venía por estos medicamentos.
-¿Me da la nevera?
-No me dieron,
-¡Vaya!, Le sugiero que se compre una, son muy baratas.
-Y yo le sugiero que le diga a la encargada de farmacia que las pida a los laboratorios farmacéuticos. Siendo tan baratas no creo que pongan pegas.
-Señor, le estoy diciendo que haga usted un gasto ridículo en una pequeña nevera de plástico.
-Sí, lo sé, pero lo siguiente puede ser que me sugiera que me pague yo una camilla no vaya a ser que no tengan ustedes alguna libre el día que tenga que hacer uso de una.
-Señor, se va usted al extremo. De todas formas hemos de dar gracias, esta medicación es carísima y a ustedes les sale gratis.
No puedo describir los años de "joder con la Seguridad Social" que se me han venido encima cuando veía en la nómina mi parte descontada.
-Señorita, ¿sabe usted los años que llevo cotizando a la SS, así, a lo bruto?
-¿40?
Qué ataque más gratuito, me ha echado 6 o 7 años de más, claro que se lo he puesto fácil.
-35 más o menos, me salen entre 70 y 80000 € cotizados, quizás más. ¿Cree que tengo algún derecho?
Ha bajado los ojos y no ha vuelto a hablar. Sólo un escueto adiós, buenos días.